La textura juega un papel muy importante en el disfrute de alimentos específicos

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Según un estudio desarrollado por la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), junto al olfato y al gusto, la textura juega un papel muy importante en el disfrute de alimentos específicos. 

Los resultados muestran que las personas somos capaces de detectar pequeñas diferencias en la textura de los alimentos gracias a la sensibilidad de la boca ante diferentes niveles de presión y en base al tamaño de la porción de producto que se mastican.

La percepción de la textura es fruto de la interacción de un alimento con unos pequeños receptores sensoriales situados en la boca, que responden a estímulos físicos, son como los mecanorreceptores que se localizan en la piel y que reaccionan ante la presión o la distorsión. En el caso de la boca, la percepción de la textura depende de los impulsos neurales conducidos por múltiples nervios. Los investigadores explican que la razón por la que la percepción de la textura no puede comprenderse tan bien como la percepción del gusto o del olfato, es porque la textura no se aprecia cuando se encuentra en un rango aceptable, pero es un factor importante y determinante en el rechazo de un alimento si resulta adversa.

En la investigación sobre la percepción de la textura se utilizaron dos muestras diferentes de chocolate negro, alimento que se consideró ideal para el estudio por sus particularidades, ya que el chocolate es una suspensión semisólida de partículas finas de cacao y azúcar dispersas en una base de grasa continua. Los expertos explican que la textura oral es un atributo de calidad determinante, de ahí que los fabricantes de chocolate procuren moler correctamente el cacao y el azúcar hasta que las partículas alcancen un tamaño adecuado para que los consumidores lo acepten de manera óptima.
Los expertos comentan que los resultados sugieren que los mecanismos para la detección de la textura se basan en la sensibilidad de los puntos de presión, que probablemente contribuyen a la detección del tamaño de las partículas presentes en alimentos como el chocolate. El estudio demuestra que existe una relación entre la sensibilidad a la presión y la sensibilidad al sabor.


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